Hace unos días me encontraba almorzando con mi mejor amigo y revisando mi página en “Linkedln” me encontré esta imagen y se la mostré. Empezamos a conversar de cuantas veces habíamos dejado nuestras obligaciones para después. Es ahí donde ambos empezamos una conversación muy productiva. Dentro de las excusas que teníamos en común para dejar las tareas para después eran: no tengo tiempo, no tengo dinero o mañana lo hago. Cuando se trataba de cosas del trabajo coincidíamos que siempre empezábamos por lo urgente y de ahí por lo importante; sin embargo en la vida diaria no ocurre lo mismo.
Pagas una membresía de 3 meses en el gimnasio, vas una semana y lo dejas para después. Decides estudiar algo, vas un ciclo y lo dejas para después. Te duele algo, sacas la cita y lo dejas para después, y lo más común: “¡¡el lunes comienzo la dieta!!”
Permítanme hacerles una pregunta: ¿Ustedes creen que una madre sería capaz de dejar de alimentar a su hijo recién nacido? No ¿verdad? Este ejemplo es un poco exagerado, sin embargo la verdad es que el bebé depende de la madre y si no lo alimenta puede morir. El grado de responsabilidad con esa tarea es bastante alto.
Entonces vale decir que si las cosas son importantes para nosotros, NO las dejamos para después Esa es una pregunta a la que cada uno debería responder o simplemente, no las hacemos porque no tenemos ganas o encontramos otras cosas en el camino. Lo peor de todo es que sabemos que tenemos pendientes y nos quejamos y quejamos de por qué no lo hacemos. Pueden ser pendientes laborales o pendientes personales; sin embargo debes saber que el dejar algunas tareas para después muchas veces tiene consecuencias negativas para nosotros y para las personas que nos rodean. Entonces es momento de tomar acción.
Les voy a contar una historia que escuché en un seminario llamado “Potencialízate”.
Cuentan que un hombre tenía un perro acostado en el piso de madera de su casa, con la particularidad que cada vez que el perro se movía, se quejaba. El amigo del hombre que había ido de visita se extrañó al ver al perro tumbado, molesto y aullando cada vez que hacía determinado movimiento. Así que decidió preguntar:
¿Qué le pasa a tu perro que se queja de esta manera? El amigo respondió: Es que está acostado sobre un clavo y cada vez que se mueve, le duele. Bueno ¿Y por qué no se mueve? El amigo responde “le duele, sin embargo no le duele lo suficiente como para cambiarse de lugar“
Ahora ustedes dirán ¿qué tiene que ver esta historia con el dejar las cosas para después? Es muy sencillo. Muchas veces no hacemos las cosas porque estamos en una zona cómoda, y lo más probable es que estemos esperando algo que nos impulse a movernos; en el caso del perro sería sentir más dolor.
¿Qué estas esperando tú? ¿A que te duela? ¿O estás esperando meterte en problemas para hacer las cosas?
Quiero que sepas que todos somos seres humanos y que el día tiene 24 horas para todos por igual, entonces la idea es que te organices. No esperes a que el dolor sea lo que te impulse a moverte. Aquí te doy algunos ejemplos de lo que yo llamo en esta ocasión dolor.
Todos queremos tener una vida saludable, sin embargo esperamos subir unos kilitos de más y vamos corriendo al gimnasio. Esos kilitos de más son el dolor que nos impulsa a movilizarnos y tomar acción, ¿por qué no empezar ahora antes de subir esos kilitos?
Tienes un cliente hace dos semanas y no lo llamas, sin embargo tu jefe llega y te reprende por no haberlo hecho, ¿tú, qué haces? Te molestas y al final lo llamas, ¡¿por qué llegar al dolor si lo puedes evitar?!
Estás quejándote de ese trabajo que te está dejando calvo, sin embargo, la búsqueda del nuevo trabajo sigue pendiente, ¡¿acaso estás esperando que te dé un infarto?!
¿Cuántas veces nos pasa lo mismo y hacemos otras cosas y dejamos todo para después? Es más, muchas veces ni si quiera lo intentamos, permíteme preguntarte:
¿Qué sigues esperando? ¿Que te duela o acaso es que no te interesa? Sólo tú conoces la verdadera respuesta. La buena noticia es que sólo depende de ti y la mala es que si no eres consciente de lo que está ocurriendo, esto puede terminar lastimándote y lo peor ¡no sólo a ti!
Como todo en nuestra hermosa vida, todo depende de nosotros, de la voluntad o determinación que tengas para cambiarlo y del grado de compromiso que le des para lograr tal o cual cosa. Algunas personas toman conciencia antes, otras esperan sentir dolor y otras ¡¡¡¡no hacen NADA!!!!
La idea es que no esperes a sentir dolor o como quieras llamarlo. La idea es que lo evites, para eso es importante la toma de conciencia. Cuando estés a punto de dejar de hacer algo que sabes que es importante, hazte las siguientes preguntas: ¿Qué significado tiene para ti lo que estás dejando de hacer? Si lo dejo de hacer ¿se afectan otros? Del 1 al 10 ¿qué tan importante es? ¿Qué te aporta? ¿Qué estás dispuesto hacer ahora y dejar de hacer para conseguirlo? También es importante que evalúes lo que te impide hacerlo, ahí sabrás con qué recursos cuentas y como podrías conseguirlo.
Recuerda que tú y sólo tú puedes logar todo lo que te propongas, sin embrago es bueno que tomes conciencia de algunos de tus hábitos. Recuerda: ¡¡¡es ahora, no después!!!